Una investigación danesa muestra el efecto de que las familias con niños guarden las pantallas durante su tiempo libre. Tras dos semanas sin usar smartphones ni tabletas, los menores vieron reducidos sus síntomas de ansiedad, tristeza y depresión.
El uso de dispositivos electrónicos y la exposición a pantallas han aumentado considerablemente en las familias con niños en los últimos años. Esta tendencia ha generado preocupación entre padres, educadores y profesionales de la salud sobre los efectos negativos que el tiempo excesivo frente a pantallas puede tener en la salud mental y el bienestar de los menores. Diversos estudios han señalado que pasar muchas horas frente a dispositivos puede contribuir a problemas como la ansiedad, la depresión, y dificultades en el sueño. En respuesta a estos hallazgos, muchas familias están luchando por establecer límites claros y saludables para el uso de la tecnología en el hogar, buscando un equilibrio que permita a los niños disfrutar de los beneficios de la tecnología sin comprometer su salud emocional y física.
En un nuevo análisis de la Universidad del Sur de Dinamarca (SDU), investigadores del Departamento de Deportes y Biomecánica en colaboración con la Unidad de Investigación de Psiquiatría Infantil y Adolescente han investigado el efecto que tiene sobre la salud mental de niños y jóvenes reducir el uso de pantallas en su tiempo libre.
La investigación sobre el uso de pantallas por parte de niños y jóvenes y su posible impacto en la salud mental se ha basado anteriormente en estudios observacionales. Este tipo de estudio a menudo ha sido criticado por sus numerosas deficiencias y errores potenciales, lo que ha resultado en una confianza generalmente baja en los resultados de la investigación y en discusiones en curso entre los investigadores en el campo. Por lo tanto, los investigadores de la SDU quisieron investigar el área con más detalle en un estudio controlado aleatorio, el llamado estudio de lotería. Aquí, los participantes se dividen aleatoriamente en dos grupos, y uno actúa como grupo de control, donde los participantes no cambian su comportamiento.
En el estudio actual, 89 familias (181 niños y 164 adultos) se dividieron aleatoriamente en dos grupos. El primer grupo 45 familias (86 niños y adolescentes) tuvieron que entregar sus teléfonos inteligentes y tabletas y prescindir de ellos durante dos semanas. Podían mirar televisión y utilizar en menor medida el ordenador; pero tenían que limitar el uso de pantallas en su tiempo libre a un máximo de tres horas por semana. El otro grupo de control, las otras 44 familias (95 niños y jóvenes) continuaron con sus hábitos normales frente a la pantalla.
Los resultados de este estudio, que acaba de publicarse en JAMA Network Open, mostraron una mejora en la salud mental de niños y jóvenes con un uso reducido de pantallas durante el tiempo libre. Específicamente, observaron una reducción en los síntomas internalizantes, que incluyen sentimientos de ansiedad, tristeza y depresión y problemas con los compañeros, así como una mejora en el comportamiento prosocial, apunta Anders Grontved, profesor del Departamento de Deportes y Biomecánica y autor principal del estudio.
Los resultados del estudio respaldan la hipótesis de los investigadores de que el uso de pantallas por parte de niños y jóvenes puede ser un factor que contribuya al hecho de que muchos niños y jóvenes tengan problemas mentales. «Aunque nuestro estudio muestra efectos positivos de reducir el uso de pantallas en familias con niños, todavía nos falta una comprensión completa de lo que explica estos efectos. Una posible explicación es que un menor uso de la pantalla da a los niños y jóvenes más tiempo para interacciones cara a cara con familiares y amigos, lo que se sabe que es importante para el bienestar mental», opina Anders Grontved.
Otra explicación podría ser que los padres del grupo de intervención también experimentaron un mayor bienestar mental, lo que podría crear una atmósfera más positiva en el hogar. Finalmente, el tipo y el contenido del uso de la pantalla, como el uso de las redes sociales, pueden influir en el bienestar mental, ya que en estudios anteriores se ha demostrado que las restricciones de las redes sociales reducen los síntomas de soledad y depresión, explica.
Necesidad de realizar más estudios
Anders Grontved enfatiza que es necesario examinar más de cerca el tipo de pantalla utilizada en futuros estudios. Además, se necesitan más investigaciones para confirmar si estos efectos también pueden observarse durante un período más prolongado cuando se reduce el uso de pantallas durante el tiempo libre.
Del mismo modo, será interesante realizar estudios similares en poblaciones en riesgo (por ejemplo, niños con TDAH o autismo), ya que la importancia de reducir el uso de pantallas para su salud mental podría resultar aún mayor.